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(Primero me dispongo a explicar porque esta entrada esta hecha en español, mi lengua natal. La razón es muy simple, me encuentro demasiado hastiado para intentar escribir en el antinatural y frio idioma del ingles, también me he tomado esta libertad dado que, por lo menos de momento, no cuento con una gran audiencia. Si en un futuro, y de haber petición popular, fuera necesario hacer una trascripción de este texto al ingles, entonces será hecha.)

Aquellos que me conocen sabrán que soy una persona en extremo paciente y con una templanza superior a la de la mayoría de la gente. Tiendo a ser comprensivo mas allá de mi propio bienestar emocional, lo cual tiende a dejarme algunos conflictos, especialmente cuando se trata de relaciones amorosas.

Aquellos que me conocen también sabrán que me encuentro en una relación amorosa con una mujer once años mayor que yo, con tres hijos y, a mi pesar y el de ella, casada, solo por un asqueroso papel, al ser humano mas despreciable y repugnante que ha existido.

En un principio, si he de ser sincero, mi relación con esta mujer tenia muchos problemas, ella tendía a hacer escenas de celos enfermizos, celos los cuales aun hoy en día no ha logrado superar del todo. La verdad es que no se bien, aún, porque insistí en seguir con esa mujer en aquel entonces. Sus constantes desplantes de celos y posesividad no solo me desgastaron emocionalmente, sino que también me provocaron en gasto monetario significativo en largas llamadas a celular, llamadas realizadas casi a diario en aquel entonces. Ella y yo hemos estado juntos, ya, un año y dos meses, esta época de la que les hablo fue la segunda mitad del años pasado, 2006, época en la que el asqueroso manipulador de su marido, pese a ya haber estado separado de ella por mas de tres años y medio, no sabia siquiera de mi existencia.

A parir de enero de este año, el inicio de la segunda mitad de nuestra relación y también de una época totalmente nueva para mi novia y yo; la misma época, también, en que aquel despreciable humano fue notificado de mi existencia; fue marcado por un inesperado y tremendo susto; Yo, a mis escasos veinte, en aquel momento diecinueve, años de edad podría haberme convertido en padre de una criatura; Este fue un evento que marco mi vida, si bien fue esta ocasión tan solo una falsa alarma, me hizo comprender lo frágil de la vida y mi voluntad por mantener la mía en un equilibrio, pues no planeaba, y ahora con mucha mas fuerza evito, traer una criatura a este mundo cuando no tengo nada que ofrecerle. Al inicio de este año y etapa de mi relación, las cosas fueron mejorando en un constante ritmo de subidas y bajadas, no encontrábamos en declives estrepitosos donde parecía todo estar perdido, seguidos después por mejoras notables en nuestra comunicación y el apego que se desarrollaba cada vez mas fuertemente entre nosotros. Pero cada nuevo declive, al igual que su antecesora subida, era cada vez mas estrepitosa y vertiginosa. Estos declives, por supuesto, se encuentran estrechamente ligados con la presencia del esposo de mi novia en el hogar de esta. Debo aclarar, antes que nada, que desgraciadamente mi novia depende económicamente de este asqueroso remedo de ser humano, Y jamás ha tenido el valor, y tal vez tampoco la voluntad, de remediar dicha situación.

En estos momentos, momentos en que nuevamente encontraremos a este infame y despreciable personaje en un lugar que perdió hace ya cuatro años y medio, nos encontramos en el mas despiadado y marcado de los descensos que acaban lentamente con mi cordura. Cada vez que mi relación con la mujer que amo es manchada, contaminada por la presencia de aquel despreciable carcelero, encuentro mi felicidad y calma mermadas. En esta ocasión en especial ha llegado a un grado desesperante y depresivo. Después de charlar, tranquila y educadamente, con aquel a quien hoy día mis ojos atraviesan con desdén e ira, acerca del futuro la felicidad y la calma, tanto de mi pareja y de él como míos, habiendo ya acordado una manera de conservar la concordia, encuentro a este personaje indeseable realizando actos de vileza, saboteando la felicidad de mi amada y por añadidura la mía. Y veo con impotencia la manera en que la compañera de mi vida lo permite y condona con cobardía. Mis ojos se llenan de lagrimas ante la voluntaria humillación del ser amado, y me encuentro pensando en la inutilidad de mi presencia; pues de yo actuar no arreglaría nada sino que lo complicaría, todo, mas; mi lógica siempre ha rebasado por mucho a mi hombría y logro percibir el peligro, no solo para mi o para mi relación, sino para ella a quien amo, en intentar, en un arrebato de caballerismo, enfrentar al monstruo que aprisiona a mi princesa.

Me he dado cuenta, con amarga desesperación, que la única capaz de salvar a mi amada es ella misma, y al ver su involuntad de realizar tal hazaña no consigo mas que encolerizarme, desesperarme y por ultimo sumirme en la inevitable depresión. Siempre he odiado pretender que una relación vacía tiene futuro, pero jamás pensé encontrarme en la situación en que el futuro de mi relación se viera amenazado por los errores de un pasado que ni siquiera me pertenece.

El día de hoy he considerado, con mucha seriedad, terminar con la relación que me une a mi amada. Con lacrimosa decisión me encuentro a punto de acabar con aquello que es fuente de felicidad para mi. Y con paso decidido me encamino a una encrucijada. Dejar a la única persona con quien he encontrado, aunque sea por momentos, la felicidad, o luchar, aunque tal vez inútilmente, por el bienestar tanto mío como de ella. Me he encontrado en esta encrucijada muchas veces, aunque menos afectado por la batallas, y siempre he decidido tomar el camino de la siguiente amarga y ardua lucha. Hoy en día mi voluntad flaquea tanto para tomar una dirección como la otra. Me hallo antes dos caminos, y se que amos pueden traerme felicidad, pero ninguno de los dos es un camino fácil de andar y ninguno de los dos me llevara a aquella tierra prometida de manera inmediata. Lo único que me inclina hacia volver a la batalla es la certeza, o deseo de ésta, de que así como este declive ha sido estrepitoso, su misma fuerza cinética, la inercia de tan horrenda caída, llevara a esta relación en una directa y placentera subida, con mas fuerza que nunca. Pero de igual manera, la expectación de la próxima caída me hace cuestionar si vale la pena luchar tanto por una felicidad inconstante.

No he de culpar de nada a mi amada, mas que de aquello que si es culpable. Ella debió arreglar su situación hace mucho tiempo, mucho antes siquiera de conocerme a mi. Pero no la culpo por tener miedo, pues la verdad es que yo también solía tener miedo de aquel neandertal. Mas actualmente me doy cuenta de que detrás de ese amenazador semblante de hombre, se encuentra un temeroso y repulsivo niño, cobarde e involuntarios siquiera de arreglar o arruinar mas su propia existencia.

El día de hoy no se que hacer. Solo se que lo que decida afectara mi vida por mucho tiempo.

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