
Mexico:
Situación Geográfica-Histórica:
Es un país multiétnico, con gran riqueza cultural y arqueológica, ubicado en Norteamérica. Limita con los Estados Unidos de América al norte, y al sureste con Guatemala y Belice. En el oriente, su mar patrimonial se extiende por el golfo de México y el mar Caribe, y por el occidente, en el océano Pacífico. El nombre oficial del país es Estados Unidos Mexicanos. En extensión territorial ocupa la quinta posición en el continente americano, y el décimo cuarto a nivel mundial. Es el país con la mayor población hispanohablante en el mundo, y al mismo tiempo, el que tiene la mayor población indígena de América. La sede de los poderes de la Federación es el Distrito Federal, que también recibe oficialmente el nombre de Ciudad de México.
Existen varias hipótesis sobre el significado de la palabra "México". Lo que es seguro es que se trata de un vocablo de origen náhuatl, con el que los mexicas designaban la capital de su Estado. La propuesta más comúnmente aceptada señala que el nombre del país proviene de los vocablos mētztli= luna, xictli= ombligo o centro, y -co= sufijo de lugar. De esta forma, el nombre de México significa Lugar en el centro de la luna, o más precisamente, en el centro del lago de la luna, que era uno de los nombres con que los mexicas conocieron el lago de Texcoco.
La toponimia náhuatl, además de describir algunas características de los lugares geográficos, estaba cargada de sentido esotérico, conocido sólo por algunos iniciados, como señala Sahagún en su Historia de las cosas de la Nueva España. En su interpretación mística, el nombre concedido a México puede significar Centro del mundo, y de esta manera es representada la capital mexica en varios códices, como el lugar en donde confluyen todas las corrientes de agua que atraviesan el Anáhuac (que en náhuatl significa el mundo, o Tierra rodeada por los mares).
Otra hipótesis es la que relaciona el nombre del país con el del dios Mexi (pronunciado en náhuatl ['me∫i]), dado por los mexicas a su dios tutelar Huitzilopochtli, el colibrí siniestro. De esta forma, México es el lugar donde habita Huitzilopochtli. Según cuentan las crónicas mexicas, Huitzilopochtli sacó a esta tribu de Aztlán (un sitio mítico, que algunos creen localizado en Nayarit lugar conocido como tierra de la Mexicanidad) con el propósito de llevarlos a una tierra donde serían los señores. Para llegar a ese lugar, la tribu debió peregrinar durante doscientos años. Al encontrar en el islote de Mexihco la señal dada por su dios (y que hoy es el escudo de armas de la nación mexicana), los mexicas pusieron fin a su peregrinar y nombraron a este lugar México-Tenochtitlan, en recuerdo de su dios y de su principal sacerdote, llamado Ténoch.
Cuando los españoles se encontraron con este pueblo y transcribieron su idioma, naturalmente lo hicieron siguiendo las reglas del idioma español de aquel tiempo. La lengua náhuatl tiene un sonido /∫/ (como shop en inglés), y este sonido fue representado con la letra x en español tal como se hacía en aquella época (compárese: Ximénez). Aunque la pronunciación cambió, la grafía de México conservó la equis por razones etimológicas e históricas, como otros tantos nombres de sitios y objetos cuyos nombres tienen origen en alguna lengua indígena mesoamericana.
Algunos autores (especialmente en España) escriben el nombre del país o la capital como Méjico. Aunque ambas formas son consideradas correctas por la Real Academia Española, esta misma institución sugiere como preferible la forma México y el uso de la x en todos sus derivados.

Historia:
El territorio fue descubierto y habitado por grupos de cazadores y recolectores hace más de 30 mil años. Hacia el año 9000 adC dio inicio el desarrollo de la agricultura en el territorio, aunque el cultivo más importante de la región, el maíz, no fue domesticado sino hacia el año 5000 adC. Las evidencias arqueológicas demuestran que la primera alfarería fue producida alrededor del 2500 adC, hecho que se toma como marcador del inicio de la civilización mesoamericana, en tanto que es definitorio de las sociedades sedentarias.
Mientras en el desierto del norte los grupos aridoamericanos continuaron subsistiendo gracias a la recolección y la cacería, en la parte meridional de México la agricultura permitío la transición de las sociedades igualitarias del período Preclásico temprano, (entre los años 2500 y 1500 adC) -basadas en las diferencias de género, edad y grupos de parentesco- a las más complejas del Preclásico medio, entre las que destaca la cultura olmeca.
Durante el Preclásico Medio se desarrollaron los sistemas de irrigación que permitieron la estratificación de la sociedad. Hacia el año 100 dC, la ciudad de Teotihuacan ocupó el lugar principal en Mesoamérica, y difundió su influencia hasta lugares tan lejanos como Costa Rica o Nuevo México.
En el siglo VIII de la era cristiana comenzó la decadencia de Teotihuacan, que cedió su lugar a numerosos Estados hostiles entre sí que dominaron cada uno regiones clave para la economía mesoamericana. Por el siglo X dC, estos Estados habían perdido su fuerza, al mismo tiempo en que llegaron del desierto las primeras tribus chichimecas. En el noroeste, los pueblos oasisamericanos se diferenciaron definitivamente del conjunto de Aridoamérica, y crearon una civilización propia cuyos vestigios más importantes en territorio mexicano se localizan en Paquimé. Durante los siglos X al XII, el centro de México fue dominado por Tula, la capital de los toltecas. Esta ciudad estableció vínculos muy fuertes con varias regiones de Mesoamérica, pero particularmente con la península de Yucatán, donde se ubica la ciudad maya de Chichén Itzá
En Oaxaca, mientras tanto, los mixtecos iniciaron un proceso expansionista que los llevó a ocupar los Valles Centrales donde habitaban los zapotecos. En 1325 los mexicas fundaron Tenochtitlan, la capital del Estado más extenso que conoció la Mesoamérica prehispánica, que sólo rivalizó con los tarascos de Tzintzuntzan.
Conquista
En 1519, Hernán Cortés natural de Medellín (Badajoz) España, llegó a la isla de Cozumel y desde allí dio inicio a su incursión en el actual territorio de mexico . El resultado de la expedición fue la derrota del estado mexica a manos de los españoles y sus aliados en 1521 Esto fue posible porque los pueblos sometidos por los mexicas, en especial los zempoaltecas y los tlaxcaltecas vieron en los europeos una oportunidad para liberarse del dominio tenochca.
Fueron por lo menos dos los hechos que desencadenaron las hostilidades entre españoles y mexicas. La primera, la matanza de Tóxcatl, encabezada por Pedro de Alvarado -Cortés no estaba en Tenochtitlan porque había salido a combatir a Pánfilo de Narváez a Zempoala- en plena celebración al dios Tezcatlipoca. El segundo fue la muerte de Moctezuma II, que según dice Bernal Díaz del Castillo fue muerto de una pedrada por el pueblo tenochca, aunque los informantes de Sahagún apuntan que fue muerto por los españoles que lo tenían cautivo.
Cuitláhuac y Cuauhtémoc fueron los últimos emperadores aztecas. El primero derrotó a los invasores el 30 de junio de 1520, y murió poco después en el huey cocoliztli (gran epidemia de viruela). Cuauhtémoc fue elegido tlatoani, pero fue abandonado por la mayor parte de sus aliados. Finalmente se entregó y fue muerto por los españoles en 1521. Capturada Tenochtitlan, los españoles procedieron al sometimiento de los reinos independientes. Los pueblos mesoamericanos feueron sometidos casi todos en los siguientes cinco años a la caída de Tenochtitlan. Sin embargo, los grupos nómadas y seminómadas del norte siguieron en resistencia hasta el siglo XX, cuando los yaquis negociaron el armisticio con el ejército mexicano.
Con los militares españoles llegaron también misioneros que se dedicaron a convertir a los indígenas a la fe católica. De los religiosos que llegaron al país se destacaron Motolinía, Juan de Valencia, Bernardino de Sahagún, Diego de Landa , Junípero Serra , Juan de Aparicio y el muy controversial Bartolomé de las Casas.
Época colonial
Entre la caída de Tenochtitlan y elestablecimiento del virreinato de Nueva España transcurrieron catorce años. En ese tiempo, el gobierno quedó primero a cargo de Hernán Cortés, que se autoproclamó Capitan General de Nueva España. Luego fueron nombradas las Reales Audiencias de México, dependientes de la Corona de España, con el propósito de realizar una mejor administración de la colonia.
El virreinato fue establecido en 1535, y su primer virrey fue Antonio de Mendoza. en su historia, la Nueva España fue regida por 62 virreyes de diferente importancia histórica, entre los que destacan Antonio María de Bucareli (1771-1779) y Fray Payo Enríquez de Rivera (1672-1680).
La base de la economía novohispana era la minera. Sin duda, el virreinato del Perú fue muy superior en la producción de metales preciosos (oro y plata) en los primeros años del colonialismo español en América. Sin embargo, el descubrimiento de nuevos yacimientos en el centro y norte del territorio (desde Sonora hasta el sur de la provincia de México) permitió que gradualmente la Nueva España ocupara el lugar de privilegio, especialmente en la extracción de plata. La minería permitió el desarrollo de otras actividades asociadas, especialmente los obrajes y la agricultura, que convirtieron a las regiones del Bajío o los valles de México y Puebla en prósperas regiones agrícolas y de actividad industrial incipiente.
El comercio de la colonia era realizado a través de dos puertos. Estos fueron Veracruz, en el golfo, y Acapulco, en el Pacífico. A este llegaba la Nao de China, una nave que transportaba productos de las islas Filipinas a Nueva España y de ahí a la metrópoli. El comerció coadyuvó al florecimiento de estos puertos, de la ciudad de México y de las regiones intermedias entre ambos. Hay que señalar que hasta finales del siglo XVIII, con la introducción de las reformas borbónicas, el comercio entre las colonias españolas no estaba permitido.
La sociedad novohispana estaba fuertemente segmentada. Por un lado, existía toda una codificación acerca de las relaciones entre los grupos étnicos. Aunque nunca fue tan severa que no permitiera el intercambio cultural o el mestizaje biológico, sí había una definición de la posición que una persona ocupaba en la escala social de acuerdo con una supuesta mezcla de sangres. Mientras más sangre española, mejor posición, por ello los españoles penínsulares (o gachupines) ocupaban las posiciones de privilegio.
Durante el período colonial se gestaron muchas de las tradiciones e instituciones tradicionales que dan carácter al pueblo mexicano de la actualidad.
Uno de los pretextos tomados por los criollos para reclamar la independencia de las colonias españolas fue la ocupación francesa de España, a principios del siglo XIX. En varias partes de América Latina tuvieron lugar algunas rebeliones independentistas, algunas más exitosas que otras. México no fue la excepción. Los primeros intentos separatistas de Nueva España corresponden a la conspiración de La Profesa (nombrada así por el templo en el que se reunían los conspiradores a tomar chocolate y simular tertulias literarias, para ocultar sus intenciones reales), en la ciudad de México. Este grupo contaba con cierta simpatía del virrey Iturrigaray, pero fue descubierta y aplastada. Sin embargo, en otras regiones del país había núcleos de rebelión, debido a la inconformidad de los criollos con su situación secundaria en la sociedad novohispana y la ocupación francesa de la metrópoli.
La conspiración de Querétaro sería finalmente la que desataría la revolución de Independencia de México. En la conspiración participaban, entre otros, los corregidores de la ciudad de Querétaro, Josefa Ortiz de Domínguez y Miguel Domínguez; Ignacio Allende e Ignacio Aldama, y el cura Miguel Hidalgo. Sería este último quien daría el llamado a la insurrección en el pueblo de Dolores, Guanajuato, el 16 de septiembre de 1810.
Tras varias victorias, entre las que destacan la toma de Guanajuato, Valladolid, y la derrota que propinaron a las tropas realistas en Cerro de las Cruces (a un tiro de piedra de la Ciudad de México), el ejército insurgente se retiró hacia occidente. Fueron derrotados en la batalla de Puente de Calderón por Félix María Calleja, a la postre, virrey novohispano. Las tropas realistas persiguieron a la insurgencia hasta apresarlos en Acatita de Baján, Coahuila. Los líderes fueron fusilados y sus cabezas exhibidas en las cuatro esquinas de la Alhóndiga de Granaditas, en Guanajuato. Esto fue en el año de 1811.
Para este tiempo, la insurgencia se había hecho fuerte en el sur de la intendencia de México. Al frente de la tropa se hallaba el cura y Generalísimo José María Morelos y Pavón, quien había recibido la orden directa de Hidalgo de encabezar la revolución en la Sierra Madre del Sur. Entre los triunfos más sonados de Morelos y su ejército (del que formaban parte, entre otros, Mariano Matamoros, los hermanos Galeana y los hermanos Bravo), se encuentra el sitio de Cuautla, que fue roto tras casi un año de asedio realista. Morelos convocó al primer congreso americano en 1813, en Chilpancingo, al que acudieron diputados de las provincias del naciente país, y promulgaron la Constitución de Apatzingán un año más tarde, sobre la base del documento escrito por Morelos, intitulado Sentimientos de la Nación.
Sin embargo, la necesidad de proteger al Congreso, y las contradicciones entre éste y el Generalísimo (que había rechazado el título y se hizo llamar Siervo de la Nación), terminaron por minar la capacidad bélica del ejército insurgente. Finalmente, fueron derrotados en Cuautla. Morelos fue conducido a la ciudad de México, donde fue enjuiciado, degradado, excomulgado y preso. Fue finalmente fusilado en San Cristóbal Ecatepec (que hoy se llama Ecatepec de Morelos en recuerdo del cura), en el año de 1815.
A esas alturas, el ejército insurgente había entrado en una fase francamente defensiva. Habían sido fusilados Matamoros y Morelos, muertos en combate fueron algunos de los Galeana (no todos: Pablo siguió combatiendo a los realistas en Zacatula, hasta 1822, cuando Vicente Guerrero le mandó a avisar que la guerra había terminado un año antes). Los únicos frentes fuertes eran el veracruzano, al mando de Guadalupe Victoria, y el de Vicente Guerrero, en el sur de México. En el norte, la campaña relámpago de Pedro Moreno y Francisco Javier Mina (un joven español de ideas liberales, recién desempacado de la Madre Patria), había concluido desastrosamente, a pesar de sus triunfos iniciales.
De esta manera, la revolución popular de independencia mexicana se hallaba muy lejos del triunfo. El virrey Apodaca había ofrecido indulto a los insurgentes, lo que minó el ejército en resistencia. La oferta llegó a Guerrero por conducto de su padre, y la rechazó con la famosa frase la Patria es primero, que hoy está escrita con letras de oro en el Palacio Legislativo de San Lázaro. Aprovechando la situación, algunos militares criollos -que habían combatido a los insurgentes durante los años anteriores- tomaron la dirección del movimiento. Agustín de Iturbide selló un pacto con Guerrero, jefe de los insurgentes surianos, en compañía de quien promulgó el Plan de Iguala en 1821. Poco tiempo después, llegó el nuevo virrey de Nueva España, Juan O'Donojú, que también sería el último, y que aceptó firmar el acta de independencia de México el 27 de septiembre de 1821.
Los primeros reconocimientos a la nación independiente provinieron de Chile, Gran Colombia y Perú. En 1825, los Estados Unidos reconocieron a la nueva nación hispana con los límites de 1820 establecidos por el gobierno estadounidense y la Corona de España, por el Tratado de Adams-Onís. Los límites estaban fijados por el paralelo 42ºN, las Rocallosas, el río Nexpentle, el río Rojo y el río Sabina hasta desembocar en el Golfo de México.
Siglo XIX
Durante casi todo el siglo XIX el joven país afrontó guerras intestinas por el poder. Tras la consumación de la independencia nacional, se discutía la forma de gobierno de la nueva nación. El Plan de Iguala señalaba que a su independencia, México debía convertirse en una monarquía encabezada por un miembro del linaje de Fernando VII. Mientras se encontraba un candidato a la corona de México, se había instalado una Junta de Gobierno Provisional, ocupada por tres personas. Meses más adelante, en 1822, [[Agustín de Iturbide] fue proclamado Emperador de México. En aquel tiempo, formaban parte del territorio mexicano el antiguo virreinato de Nueva España y el de la Capitanía General de Guatemala.
El Primer Imperio Mexicano duró apenas unos cuantos meses. Rápidamente se vio envuelto en una crisis financiera derivada de la necesidad de pagar los daños provocados por los once años de revolución independentista. Además, los grupos republicanos cobraban cada vez más fuerza. En el año de 1823, Antonio López de Santa Anna, Anastasio Bustamante. Vicente Guerrero y otros personajes importantes de la última etapa de la guerra de independencia proclamaron el Plan de Casamata, por el que desconocieron el gobierno de Iturbide y anunciaban la instauración de una república. El emperador intentó defenderse por medio de las armas, pero su ejército fue derrotado y él exiliado en ese mismo año. Con la derrota del Imperio, las provincias centroamericanas vieron la oportunidad de separarse de México, lo cual hicieron todas, salvo Chiapas, para formar las Provincias Unidas de Centroamérica.
Tras un breve interludio, presidido por una Junta Provisional, encabezada por Pedro Celestino Negrete, en 1824 el Congreso Constituyente promulgó la Constitución Mexicana que habría de regir a la República. Este documento asentaba que la nación adoptaba como forma de gobierno la república federal, con división de poderes. Éstos residirían en la Ciudad de México, y estaría integrada por estados federados y territorios federales. El Congreso convocó a elecciones en las que salió electo Guadalupe Victoria para el período de 1824-1828.
A partir de la conclusión del período de Victoria, la vida política mexicana se tornó inestable, debido a las pugnas entre la antigua aristocracia y el pequeño grupo de burgueses liberales del país. El personaje central a lo largo de la primera mitad del siglo XIX fue Antonio López de Santa Anna, quien repelió la intentona hispana por reconquistar México y ascendió al poder once veces: cinco de ellas como abanderado de los liberales y las otras seis como conservador.
En 1833 tuvo lugar el primer intento de reforma liberal profunda del Estado, encabezada por Valentín Gómez Farías (a la sazón presidente interino, pues Santa Anna se había retirado a descansar a su hacienda) y José María Luis Mora. La reforma fracasó por el regreso de Santa Anna a la presidencia, con el apoyo de los conservadores. En 1835 fueron promulgadas las Siete Leyes, una constitución de corte centralista, que ocasionó la declaratoria de independencia de Zacatecas (rebelión reprimida brutalmente por el general Cos) y Texas. Este último territorio, perteneciente al estado de Coahuila y Texas, se separó de México en 1836. Cinco años más tarde la República de Yucatán declaró su independencia, y no se reincorporaría a México hasta 1848.
El 6 de enero de 1843, fue proclamada la segunda república centralista de México, encabezada por Santa Anna. La vida de la república sería muy corta, pues tres años más tarde fue incapaz de enfrentar la invasión estadounidense, hecho que los liberales aprovecharon y terminaron por rehabilitar la constitución de 1824 el 22 de agosto de 1846.
Por esa época, México enfrentaba una guerra con Estados Unidos. Este país había anexado el Territorio de Texas en 1841, y en 1846 reclamó a México la posesión de la franja de tierra comprendida entre los ríos Bravo y Nueces. El límite de la provincia texana históricamente había sido el río Nueces, unos 300 km más al norte del Bravo, por lo que las reclamaciones eran infundadas. El gobierno estadounidense acometió contra México, y ocupó el país desde 1847 hasta 1848.
Durante la invasión a la Ciudad de México los ejércitos de Estados Unidos al mando de Winfield Scott torturaron y mataron a muchos soldados del Batallón de San Patricio, que colaboraron con la resistencia mexicana. Finalmente, el 14 de septiembre de 1847, los estadounidenses izaron su bandera en el Palacio Nacional. La guerra concluyó con la firma del Tratado de Guadalupe-Hidalgo, en el que México reconocía la frontera texana en el río Bravo y "cedía" los territorios de California y Nuevo México (cerca de 2.000.000 de km² que hoy conforman los territorios de California, Nuevo México, Arizona, Nevada, Utah, la mayor parte de Colorado y la región suroeste del Wyoming).
Tras la guerra con Estados Unidos, fue electo para la presidencia José Joaquín de Herrera. El gobierno de Herrera fue más o menos tranquilo, aunque las elecciones para relevarlo fueron presa de la división entre liberales y conservadores. Este nuevo conflicto se resolvió con la llegada de Santa Anna al poder, que gobernó por última ocasión la república entre 1853 y 1855. Santa Anna se autonombró dictador de México y gobernó con el título de Su Alteza Serenísima (el tratamiento fue elevado al rango de ley constitucional). Mientras tanto, la mayor parte del país seguía en la miseria. El colmo fue el aumento en el monto de los impuestos y la creciente corrupción del gobierno santaannista.
Por ello, en 1854 los liberales se fueron a la guerra, amparados en el Plan de Ayutla y encabezados por Juan Álvarez e Ignacio Comonfort. El movimiento, conocido como Revolución de Ayutla, concluyó con la renuncia y destierro de Santa Anna y la instalación de Álvarez como interino. Durante las presidencias de Álvarez y Comonfort, fueron promulgadas varias leyes de corte liberal, conocidas como Leyes de Reforma, que, entre otras cosas, establecieron la separación entre el Estado mexicano y la Iglesia Católica y anularon los privilegios de las corporaciones (incluidas las comunidades indígenas). La puesta en marcha de estas leyes dio lugar a un nuevo conflicto entre liberales y conservadores, conocido como Guerra de los Tres Años o Reforma.
Benito Juárez ocupó la presidencia interina de la república tras la renuncia de Comonfort, y fue convocado un nuevo congreso constituyente que promulgó el 5 de febrero de 1857 la nueva constitución mexicana, de orientación liberal moderada. Sin embargo, las reformas contempladas por la nueva constitución fueron motivo de una nueva rebelión conservadora en Tacubaya y, desconociendo el gobierno de Juárez, nombraron un presidente provisional. Las huestes de ambos bandos se enfrascaron en una guerra que concluyó con la victoria de los liberales en enero de 1861.
En ese mismo año, el gobierno de la república decretó la suspensión de pagos de la deuda externa, pues carecía de medios para pagarla. Francia, uno de los principales acreedores, instó a España e Inglaterra a presionar por la vía militar al gobierno mexicano. La marina de los aliados llegó a Veracruz en febrero de 1862. El gobierno mexicano se aprestó a negociar por la vía diplomática, y logró el retiro de los ingleses y españoles.
Los franceses, por su parte, dieron comienzo a las hostilidades militares. Salvo la batalla de Puebla, ganada por el ejército de Ignacio Zaragoza y las milicias populares del estado, el resto de la campaña fueron victorias para los franceses, que tomaron la capital en junio de 1863. El gobierno republicano, con Juárez a la cabeza, se había trasladado a San Luis Potosí el 31 de mayo. Fue perseguido por los franceses, y finalmente se estableció en Paso del Norte. Mientras tanto, en la capital, el 10 de julio la Asamblea de Notables había nombrado como emperador de México a Maximiliano de Habsburgo. El Segundo Imperio Mexicano duraría hasta 1867, con la rendición de los conservadores y el fusilamiento del emperador en Santiago de Querétaro.
Juárez siguió en el poder hasta su muerte el 18 de julio de 1872. Los últimos años de su gobierno fueron duramente criticados por las diversas facciones en que se habían dividido los liberales. Para las elecciones de 1871, se presentaron como candidatos Sebastián Lerdo de Tejada, Porfirio Díaz y el mismo Juárez, quien ganó. A su muerte ocupó la presidencia Lerdo de Tejada, que elevó a rango de ley constitucional las leyes radicales de reforma promulgadas durante el periodo de 1855-1856. Cuando Lerdo intentó reelegirse, los porfiristas se levantaron en armas y lo derrocaron. Aunque por ley la presidencia debía ser ocupada por José María Iglesias, los porfiristas desconocieron su gobierno y finalmente Díaz ocupó la presidencia en 1876. Así comenzó el período que en la historia de México es conocido como Porfiriato.
La dictadura de Díaz sólo fue interrumpida por los cuatro años de gobierno de Manuel González, compadre del dictador, y evidentemente sometido a su poder. En este período las Leyes de Reforma (en especial la Ley Lerdo) sirvieron de marco para favorecer la concentración de tierras en manos de unos pocos terratenientes. Los campesinos eran enganchados para trabajar en las haciendas, y algunos grupos indígenas que se mostraban particularmente rebeldes, como los yaquis y los mayas fueron desterrados de sus lugares origen y obligados a trabajar hasta la muerte en lugares como Valle Nacional, el valle del río Yaqui o Yucatán.
El gobierno de Díaz favoreció la inversión extranjera. La cabeza de este plan de desarrollo económico fue José Yves Limantour, de ascendencia francesa y miembro del grupo de los Científicos. La mayor parte del capital invertido en México era francés, y en importancia seguían las inversiones inglesas, estadounidenses, alemanas y españolas. Minas, petróleo, ferrocarril, textiles, plantaciones de azúcar: todo ello estaba en manos de extranjeros. Aparentemente el país prosperaba, pero esto sólo ocurría a costa de la miseria de la mayor parte de la población. Por ello, cuando en la famosa entrevista Díaz-Creelman, el dictador señaló que México estaba listo para la democracia, algunos personajes le tomaron la palabra y se presentaron a las elecciones de 1910, que ganó Francisco I. Madero. Díaz desconoció el resultado de los comicios y así inició la Revolución Mexicana.
Historia Reciente
Es un tópico apuntar que el siglo XX mexicano comienza con la Revolución. Como se ha dicho arriba, Díaz había convocado a elecciones para elegir a su sucesor, de las que salió victoriosa la fórmula compuesta por Madero y José María Pino Suárez, del Partido Antirreeleccionista. Sin embargo, Díaz desconoció el resultado de las votaciones. Como reacción, Madero llamó al levantamiento armado por medio del Plan de San Luis. Al llamado se levantaron numerosos grupos de las más diversas clases sociales y enarbolando las más variadas banderas sociales: en el noroeste, Álvaro Obregón encabezó la revuelta de los pequeña clase media campesina, en Chihuahua Francisco Villa encabezaba un regimiento formado por ganaderos; en Coahuila, Venustiano Carranza representaba a los hacendados; y en el estado de Morelos, Emiliano Zapata y sus tropas de indígenas reclamaban el reparto agrario. Díaz finalmente dimitió el 24 de mayo de 1911. Salió exiliado del país siete días más tarde, a bordo del vapor Ypiranga, con rumbo a Francia, donde murió y fue sepultado.
Mientras tanto, el Congreso nombró como interino al señor Francisco León de la Barra (porfirista), que entregó la presidencia a Madero en noviembre de 1911. En febrero de 1913, Victoriano Huerta dio un golpe de Estado contra Madero, a quien mandó asesinar junto con Pino Suárez en la "Decena Trágica", y gobernó como dictador hasta 1914. En el bando revolucionario también había disputas: por ejemplo, Zapata había desconocido a Madero porque sintió que lo había traicionado al no haber iniciado el reparto agrario. A la muerte de Madero, las facciones revolucionarias se levantaron en armas contra el usurpador, y lo derrocaron, quedando como presidente Venustiano Carranza. A éste correspondió promulgar la Constitución que rige actualmente en México, y que incorporó varias de las demandas sociales reivindicadas por los movimientos revolucionarios y sus antecesores (jornada de ocho horas, libertad de culto, salario mínimo, reparto agrario, nacionalización de los recursos naturales...). Mientras tanto, el ejército revolucionario se dividió en dos facciones: una, encabezada por Carranza y Obregón, moderada y vinculada con los intereses de la burguesía norteña; y la otra, con Zapata y Villa, más radicales y vinculados con los intereses de los campesinos. Los vencedores fueron los primeros, Zapata fue asesinado en Chinameca en 1919, y cuatro años más tarde la misma suerte tuvo Villa.
Con la llegada de Obregón al poder en 1920, varios de los artículos constitucionales fueron puestos en vigor. Entre las consecuencias de ello está la Guerra Cristera, que enfrentó a tropas campesinas alentadas por la jerarquía católica contra el ejército federal. Obregón fue sucedido en el cargo por Plutarco Elías Calles, quien opinaba que la Revolución había de perpetuarse en instituciones y formó en marzo de 1929, el Partido Nacional Revolucionario, primer antecedente del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que dominó la escena política hasta el 2000. Calles fundó el Banco de México y puso fin a la Cristiada, llegando a un acuerdo con el clero. Al final de su período, Obregón se reeligió, pero fue asesinado en San Ángel antes de tomar posesión. Siguieron tres presidentes que gobernaron dos años cada uno y que fueron títeres de Calles, a quien se acusa de haber planeado el asesinato de Obregón. Durante este período, conocido como Maximato, México enfrentó la resaca de la crisis de 1929 y perdió la soberanía sobre un territorio lejano y casi desconocido: la Isla de la Pasión, que pasó a manos francesas.
Lázaro Cárdenas, el presidente electo para el primer período sexenal de la historia de México (1934-1940), desterró a Calles, apoyado en su amplia popularidad entre la población más pobre y mayoritaria. Dio gran impulso a la educación ("socialista") y al reparto de tierras. Es recordado por la expropiación petrolera, acontecida el 18 de marzo de 1938, y por la nacionalización de los ferrocarriles. No obstante que inició con un impulso radical, el gobierno de Cárdenas al final debió moderarse por el contexto de crisis económica derivado de los pagos de las nacionalizaciones. Su sucesor, Manuel Ávila Camacho, frenó el reparto agrario, concilió con la naciente clase burguesa industrial y enfrentó el inicio de la Segunda Guerra Mundial.
Durante y luego de este conflicto internacional, el país vivió la época de mayor crecimiento económico, basado en la sustitución de importaciones. Las ciudades crecieron y el nivel de vida se elevó considerablemente. No obstante lo anterior, algunos grupos no lo pasaban tan bien. Muestra de ello es el movimiento de los ferrocarrileros de la década de 1950 (cuyos líderes como Demetrio Vallejo fueron encarcelados en Lecumberri o desterrados a las Islas Marías), y el nacimiento de las guerrillas por el mismo tiempo. En 1968, tocó a los estudiantes encabezar el movimiento social. La revuelta estudiantil concluyó con la matanza de Tlatelolco de unas 10.000 personas, el 2 de octubre, diez días antes de la Olimpiada de México. Gustavo Díaz Ordaz, a la sazón presidente, dijo unos años después que se hizo lo que se debió hacer (matar); y los que son señalados como principales responsables (como Luis Echeverría Álvarez) han enfrentado juicios penales de los que salieron exonerados, no sin el disgusto de los agraviados.
La década de los setenta marcó el inicio de la debacle del sistema político y económico mexicano. Las guerrillas se multiplicaban, los jóvenes exigían más libertad (hay que recordar el festival de Avándaro y la matanza de estudiantes del 10 de junio de 1971 cerca de la Escuela Normal en la Ciudad de México). Para inicios de la década siguiente, la situación económica pareció mejorar con la subida de precios del petróleo, aunque el país terminó en la bancarrota. El gobierno de José López Portillo tuvo que reconocer la lastimosa situación de la economía mexicana, y también permitió por primera vez en mucho tiempo la participación en elecciones de varios partidos políticos que habían sido proscritos, como los comunistas, socialistas, y otros. En 1982 fue electo presidente Miguel de la Madrid Hurtado, cuya administración estuvo marcada por la austeridad y la devaluación. En 1985, el 19 de septiembre, la ciudad de México y otras poblaciones del occidente del país (notablemente Ciudad Guzmán) fueron severamente dañadas por un terremoto. La indolencia de las autoridades y el cúmulo de injusticias sociales que emergieron a la superficie cuando los edificios se fueron a tierra atizaron el descontento popular. Para la elección de 1988, se presentó a los comicios una coalición llamada Frente Democrático Nacional (FDN), integrada por fuerzas políticas de izquierda, encabezadas por Cuauhtémoc Cárdenas, ex priísta e hijo de Lázaro Cárdenas. Se enfrentaba a Carlos Salinas de Gortari, quien finalmente salió triunfante entre acusaciones de fraude electoral por parte del FDN y sus simpatizantes.
El gobierno de Salinas siguió la política neoliberal de De la Madrid. Durante su sexenio y el siguiente, la mayor parte de las empresas paraestatales fueron privatizadas. El comercio exterior creció, lo mismo que la actividad industrial basada en la maquila. Nuevamente el nivel de vida de los mexicanos había subido. Sin embargo, Salinas concluyó su gobierno enfrentado con la guerrilla chiapaneca del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y acusado del asesinato de varios líderes de la oposición perredista. El gobierno de Ernesto Zedillo Ponce de León inició con una crisis económica conocida como efecto Tequila, que ocasionó devaluación, contracción del mercado laboral y expulsión de mano de obra a Estados Unidos en cantidades masivas.
En el año 2000 México vivió por primera vez, tras 71 años, la alternancia política cuando una alianza de los partidos Acción Nacional y Verde Ecologista de México derrotó al PRI en las elecciones presidenciales.

Organización Territorial:
La Federación mexicana está compuesta por treinta y un estados y un Distrito Federal. Cada uno de los estados es libre y soberano, y posee una constitución y un congreso propios. Los gobiernos estatales se encuentran divididos en tres poderes. El Poder Ejecutivo, es ejercido por el Gobernador del Estado, elegido cada seis años sin posibilidad de reelección. Puede ser removido sólo a instancia de la Cámara de Senadores o del Congreso del estado. El Poder Legislativo se deposita en el Congreso de cada estado; está integrado por diputados elegidos para un período de tres años. El Poder Judicial es encarnado por el Tribunal Superior de Justicia de cada entidad.
Los estados se divididen en municipios. Existen 2 438 municipios. en la República Mexicana. El estado con mayor número de ellos es Oaxaca, con 570. En contraste, Baja California sólo tiene cinco. Los ayuntamientos municipales son encabezados por el presidente municipal. El presidente municipal es elegido cada tres años, en fechas variables de acuerdo con el calendario electoral de cada estado. Cada municipio posee un Cabildo integrado por regidores y síndicos, electos para períodos de tres años también. Ni el gobernador de un estado, ni los diputados de los congresos locales, ni los miembros de los cabildos pueden renunciar a los cargos de elección popular.
Los poderes de la Federación residen en el Distrito Federal. Hasta antes de 1997, el Gobierno del Distrito Federal era encabezado por un Regente, nombrado por el Presidente de la República. El 6 de julio de aquel año, los capitalinos eligieron a su primer Jefe de Gobierno desde la supresión del cargo de Gobernador del Distrito Federal en 1928. Desde 1994, eligen diputados a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, una especie de congreso estatal con funciones acotadas. El Distrito Federal se divide en delegaciones políticas, y los jefes de estas unidades territoriales son electos popularmente desde el año 2000 para períodos de tres años.
los 23 estados son:
1. Aguascalientes
2. Baja California
3. Baja California
4. Campeche
5. Chiapas
6. Chihuahua
7. Coahuila de Zaragoza
8. Colima
9. Durango
10. Guanajuato
11. Guerrero
12. Hidalgo
13. Jalisco
14. México
15. Michoacán de Ocampo
16. Morelos
17. Nayarit
18. Nuevo León
19. Oaxaca
20. Puebla
21. Querétaro Arteaga
22. Quintana Roo
23. San Luis Potosí
24. Sinaloa
25. Sonora
26. Tabasco
27. Tamaulipas
28. Tlaxcala
29. Veracruz
30. Yucatán
31. Zacatecas
32. Distrito Federal

Geografía:
Comparte frontera por el norte con Estados Unidos y al sureste con Guatemala y Belice. Su superficie es de 1'964,375 km², con una superficie continental de 1'959,248 km² y una insular de 5,127 km². Esta extensión lo ubica en el decimocuarto lugar entre los países del mundo con mayor territorio, ubicado en el sur del subcontinente norteamericano. La longitud de sus costas continentales es de 11,122 km, por lo cual ocupa el segundo lugar en América, después de Canadá, repartidos en dos vertientes: al occidente, el océano Pacífico y el golfo de California; y al oeste, el golfo de México y el mar Caribe, que forman parte de la cuenca del océano Atlántico.
Repartidas en su mar territorial se hallan numerosas islas, entre las que destacan los archipiélagos de Revillagigedo (Socorro, Clarión, San Benedicto, Roca Partida), y las islas Marías, en el Pacífico; las de Guadalupe, Cedros, Ángel de la Guarda, Coronado, Rocas Alijos, Isla del Tiburón, Isla del Carmen, frente a la península de Baja California y la costa de Sonora; y las de Ciudad del Carmen, Cozumel, Mujeres, y el arrecife Alacranes, en la cuenca atlántica. En conjunto suman una superficie de 5073 km². La posesión del archipiélago del Norte, reclamada por México, está indefinida.

Clima:
México es un país con una gran diversidad climática. La situación geográfica del país lo ubica en dos áreas bien diferenciadas, separadas por el trópico de Cáncer. Este paralelo separaría al país en una zona tropical y una desértica. Sin embargo, el relieve y la presencia de los océanos influyen mucho en la configuración del mapa de los climas en el país. De esta forma, en México es posible encontrar climas fríos de alta montaña a unos cuántos centenares de kilómetros de los climas más calurosos de la llanura costera
La zona cálida lluviosa comprende la llanura costera baja del Golfo de México y del Pacífico. En esta región las temperaturas oscilan entre los 15.6°C y los 40°C. Una zona templada comprende las tierras localizadas entre los 914 y los 1830 msnm. Aquí, las temperaturas oscilan entre los 16,7 ºC en enero y de 21,1 ºC en julio. La zona fría va desde los 1830 m de altitud hasta los 2745 metros.
El clima templado subhúmedo o semiseco alcanza temperaturas que oscilan entre los 10 y los 20°C: Presenta precipitaciones no mayores a los 1000 mm anuales. A una altura superior a 1 500 metros, la presencia de este clima depende de la latitud de la región. En las áreas con este tipo de clima, las heladas son una constante que se presenta cada año.
Un segundo tipo de clima lo constituyen el cálido-húmedo y el cálido-subhúmedo. En las zonas con este clima, llueve durante el verano o a lo largo de todo el año. La pluviosidad alcanza el índice de 1.500 mm, y presenta una media anual térmica que oscila entre los 24 y 26 ºC. Las zonas con este tipo de clima se ubican en las planicies costeras del golfo de México, del océano Pacífico, el istmo de Tehuantepec, en el norte de Chiapas y en la península de Yucatán.
El trópico seco presenta variedades de los climas anteriores. Se localiza en los declives de la Sierra Madre Occidental y Oriental, las cuencas altas de los ríos Balsas y Papaloapan, así como en ciertas regiones del istmo de Tehuantepec, la península de Yucatán, y el estado de Chiapas. El trópico seco es, por lo tanto, la zona más importante de los climas cálidos extremosos en México.
Las zonas áridas son las regiones donde la precipitación anual es menor a 350 mm. La temperatura anual varía entre los 15 y los 25°C, y su índice de precipitación también es sumamente variable. La mayor parte del territorio mexicano, ubicado al norte del trópico de Cáncer, es una zona con este tipo de características
La estación húmeda se extiende entre los meses de mayo y octubre. En promedio llueve durante 70 días al año. La tónica dominante, sin embargo, es la escasez de lluvia en la mayor parte del territorio, hecho relacionado con los obstáculos que representan a las nubes de lluvia las altas montañas que enmarcan la Altiplanicie Mexicana. En la zona templada altiplánica del país, el promedio de lluvia es de 635 mm anuales. La zona más fría, de alta montaña, registra índices de 460 mm. En tanto, el semidesierto del norte del Altiplano apenas alcanza 254 mm de lluvia anuales. En contraste con la aridez de este territorio (que concentra el 80% de la población mexicana), existen algunas regiones que pueden recibir casi 1000 mm y hasta 3000 mm.
El promedio de temperatura para el país es de unos 19°C. Sin embargo, la ciudad de México presenta sus promedios extremos en los meses de enero (12ºC) y julio (16.1°C). En contraste, Monterrey, capital del estado norteño de Nuevo León presenta en los mismos meses 14.1°C y 27.2°C.
Demografía:
Durante todo el siglo XIX, la población de México apenas se había duplicado. Esta tendencia continuó durante las primeras dos décadas del siglo XX, e incluso, en el censo de 1920 se registra una pérdida de cerca de 2 millones de habitantes. El fenómeno puede explicarse porque durante el decenio de 1910 a 1920 tuvo lugar la Revolución mexicana.
La tasa de crecimiento se incrementó drásticamente entre los decenios de 1930 a 1980, cuando el país llegó a registrar índices de crecimiento mayores a 3% (1950-1980). La población mexicana se duplicaba en veinte años, y a ese ritmo se esperaba que para el año 2000 habría 120 millones de mexicanos. Ante esta situación, el gobierno federal creó el Consejo Nacional de Población (Conapo), con la misión de establecer políticas de control de la natalidad y realizar investigaciones sobre la población del país. Las medidas resultaron exitosas, y la tasa de crecimiento descendió hasta 1.6 en el período de 1995 a 2000. La esperanza de vida pasó de 36 años en 1895 a 72 años en el año 2000.
También cambió la cara de los mexicanos. A principios del siglo cerca del 90% de la población vivía en localidades rurales (pueblos, rancherías, caseríos). El censo de 1960 arrojó datos en los que la población urbana era por primera vez mayor que la rural (50.6% del total). El número de personas que radicaba en su estado natal en 1895 constituía el 96.6% de la población total del país. En el censo de 1920 sumaban poco más del 90%. Treinta años más tarde constituían el 80% y en la actualidad poco más de 18% de los mexicanos radican fuera del estado en que nacieron. Ambas tendencias pueden explicarse por el proceso de industrialización de las ciudades grandes y medianas, así como por la depauperación gradual del campo, ocasionada por la recesión de las actividades agropecuarias.
Las entidades federativas que concentran la mayor población son México, Distrito Federal, Veracruz, Jalisco y Puebla. En cambio, las menos pobladas son Baja California Sur, Campeche y Quintana Roo. Este último estado es uno de los que presenta una tasa de crecimiento poblacional más alta en el país, debido a la industria turística de Cancún, que concentra el 50% de la población quintanarroense.
Por otra parte, la población hablante de lenguas indígenas (único criterio contemplado en la metodología de INEGI para contabilizar a la población indígena del país) cayó de 17% en 1895 a apenas 7% en 2000. Sin embargo, en números absolutos hubo un incremento, pues pasó de poco más de un millón a siete en el censo de 2000. Son las comunidades indígenas las que expulsan una mayor población. La emigración indígena, hasta 1980, tuvo como destinos principales las ciudades medianas y grandes cercanas a las regiones de origen. A partir de la década de los noventa, la migración indígena cobró un rostro internacional, y hoy se dirige principalmente a Estados Unidos.
Estados Unidos es el país donde viven más mexicanos después de México. Se dice que Los Ángeles, la más grande ciudad de California, es también la segunda ciudad mexicana por su tamaño, pues la cantidad de migrantes y descendientes de mexicanos rebasa con mucho los 4 millones de habitantes de la zona metropolitana de Guadalajara. La presencia mexicana en el vecino del norte comienza con la anexión de la mitad norte del territorio del país en 1847. Algunos de los mexicanos que quedaron al otro lado de la línea regresaron a México, pero otros se quedaron allá (esto ocurrió principalmente en Nuevo México), y conservaron su idioma y costumbres. A ellos se les sumó una buena cantidad de braceros, que se fueron a radicar a Estados Unidos, algunos temporalmente, mediante un acuerdo laboral entre los gobiernos de Washington y México. Las últimas crisis económicas en México han favorecido la emigración hacia el norte, y se calcula que a principios del siglo XXI, cerca de 38 millones de mexicanos o descendientes de mexicanos habitan en los Estados Unidos. La mayor parte de ellos se concentra en California, Texas y Nuevo México. Otras comunidades importantes de mexicanos en el extranjero son las de España, Alemania, Reino Unido y Francia.

(El Distrito Federal de México es la ciudad mas habitada del mundo con casi 19.000.000 millones de personas)
Etnografía:
México no dispone de mecanismos que permitan contabilizar con exactitud la magnitud de los grupos étnicos que habitan en su territorio. Como en el resto del mundo, la población mexicana es resultado de la mezcla de gente de diversos orígenes. Los componentes principales de ese mestizaje fueron los indígenas mesoamericanos y los españoles que llegaron en el siglo XVI. A ellos, en las cinco centurias de la historia del país tras el encuentro de América y Europa, se han sumado los africanos, que llegaron a estas tierras en condición de esclavos, y una gran cantidad de asiáticos, cuyo arribo al país data de los tiempos en que llegaba la Nao de China. El flujo de asiáticos incrementó a finales del siglo XIX y principios del XX, en que venían a trabajar en la construcción de las vías férreas en tiempos de Porfirio Díaz.
La política predominante del primer siglo de vida independiente de México era sumamente racista. La nación, para la élite en el poder, debía ser una nación criolla, es decir, blanca. Sin embargo, el proceso de mestizaje estaba demasiado avanzado y la población indígena seguía siendo mayoritaria como para poder llevar a cabo el proyecto de la nación criolla. Tras el triunfo de la Revolución, varios pensadores consideraron que México era una nación mestiza, y entonces las baterías se dirigieron a asimilar a los indígenas a la cultura nacional. Las consecuencias fueron la reducción en términos absolutos y relativos de las personas que hablaban lenguas indígenas.
Éste es el único criterio que se ha empleado para determinar la cantidad de indígenas en el país. Sin embargo, en la actualidad ha sido duramente criticado, pues la pertenencia étnica no está dada sólo por la identidad lingüística. Como señalaba Guillermo Bonfil Batalla en México profundo, muchos de los que se consideran mestizos son en realidad indios despojados de su identidad étnica (lengua) e incorporados a la cultura nacional (es decir, a la cultura mestiza). Por ello, las cifras ofrecidas por el Instituto Nacional de Geografía, Estadística e Informática y la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indios (la versión foxista del Instituto Nacional Indigenista [INI]) varían demasiado. Para el primero, la población indígena es de alrededor de 7% del total, en tanto que para la segunda, la proporción oscila entre 10 y 14%. En la página web de la CDI la cifra ofrecida por la institución es de 10.220.862 indígenas en el país en el año 2000, lo que constituiría cerca del 11% de la población mexicana. Los criterios empleados por la CDI para su cálculo incluyen, además del lingüístico, el lugar de origen, la identidad étnica de uno o ambos padres, la asunción individual de la identidad indígena, entre otros.
La CDI reconoce 65 grupos étnicos, además del mestizo, distinguidos entre sí sobre la base del criterio lingüístico. Los más grandes son el náhuatl, el maya, el zapoteco, el mixteco y el otomí. Todos ellos son descendientes de los antiguos pueblos mesoamericanos. Los grupos más pequeños son el kiliwa, asentado en el norte de Baja California y el lacandón de Chiapas, con apenas unas decenas de integrantes.
Algunas fuentes señalan que el 60% la población del país es mestiza, es decir de ascendencia tanto europea como indígena. La gente de origen predominantemente amerindio, proveniente de diversos pueblos indígenas, representan un 30% de todos los mexicanos. Los mexicanos de ascendencia predominantemente europea representan un 9% de la población, principalmente criollos descendientes de españoles, pero también algunos otros europeos como italianos, irlandeses, franceses, ingleses, alemanes, polacos y rusos (los tres últimos incluyendo a judíos askenazíes). También hay un número considerable de estadounidenses residiendo en el país, debido a la integración de Estados Unidos y México en el TLCAN, y una gran comunidad de origen latinoamericano, especialmente argentinos, chilenos, colombianos, guatemaltecos y de otros países que transitaron por regímenes dictatoriales o conflictos sociales. El 1% de la población restante está compuesta por otras razas, en su mayoría provenientes del continente africano (descendientes de aquellos traídos como esclavos durante la colonia) y los más recién llegados del Asia, como son los libaneses, sirios, armenios, judíos mizrajíes, turcos, chinos y japoneses. Sin embargo, como se ha dicho, no existen cifras oficiales sobre la composición racial de la población mexicana.
Idioma oficial:
Español
Moneda:
Peso mexicano ($, MXN)
Lugares Turísticos: