Mini Historias de la Manada: Un chico lobo llamado Tay

[rafahell]

UN CHICO LOBO LLAMADO TAY

Esta pequeña historia de la introduccion de mi personaje y un previo antes de conocer a la manada espero y les guste por que sera el primero de seis capitulos

El sol comienza a salir, el olor a tierra mojada y alcanfor que vuela en el aire me dice que ya es otro día.
Todavía tengo sueño, pero el hambre hace que me levante. Aquel tronco hueco que ayer todavía se veía acogedor, ahora solo es más que una madriguera vacía la cual la use para cubrirme de la lluvia.
<< Corre, Corre>> La voz de mamá diciéndome que la dejara sola…
Un cobarde eso es lo que soy -me detengo a medio camino hacia al arroyo-
<> -Aprieto mis puños- eso soy, nada mas que eso…
Un cobarde.

-Bajo mi mirada al piso y agacho mi cabeza suspirando- Camino de nuevo a la orilla del arroyo para tomar agua y así quitarme este sabor a miedo y sangre.
-De rodillas ante el rió me dispongo de tomar la poca agua que tengo entre mis manos, pero el crujir de unas ramas junto a mi hace que suelte aquel trago- El desayuno esta servido para mi.
Girando lentamente hacia el ruido y disponiéndome a saltar solo alcanzo a ver un par de orejas blancas y largas detrás de aquellos matorrales y de un brinco comienza la cacería, ese pequeño animal es escurridizo y hábil pero mis reflejos son mas rápidos y comienzo a correr de tras de lo que parece ser un pequeño ratón con orejas puntiagudas y una cola enrollada como si fuera un pequeño resorte, aquel animal sigue en su huida pero soy mas veloz que eso y de un salto mas caigo encima de el haciéndolo dar un chillido tan molesto que hasta las aves que estaban cerca salieron espantadas.
Me disponía a sacar la única arma que llevaba conmigo desde que huí de la comarca, la navaja que mi padre me dio cuando salio con la brigada y que nunca regreso. Solo esta navaja vieja y el rostro tapado a excepción de sus ojos son los únicos recuerdos que me quedan de el.
Al levantar mi arma para poder silenciar a este animal escuche un ruido sordo de tierra removiéndose detrás de mi y después solo sentí un golpe seco que me dejo en el piso boca arriba en un abrir y cerrar de ojos casi sin poder respirar.

Se trataba de un Caliope, una bestia enorme que por lo regular andan en manada y se alimentan de ciervos, terneras y algunos otros animales, son peligrosos y fieros asesinos que no paran de atacar a su enemigo hasta que lo destrozan.
Fue ahí donde me di cuenta que tendría pocas posibilidades de vida.
Me incorpore como pude pero la bestia ya estaba frente a mí y de un garrazo casi me arranca el brazo haciéndome salir volando dando giros en el aire y de nuevo me vi en el piso cubierto ya de sangre, me puse de pie otra vez pero aquella fiera se disponía a terminar su labor conmigo con una ultima embestida.
Cerré los ojos en espera de su ultimo golpe el cual acabaría conmigo pero en ese momento tuve una visión, por un instante vi a una sombra que me pareció familiar lanzándose a mi verdugo, casi inconciente y recargado en un árbol solo recuerdo que se prendía del cuello del Caliope sin dejarlo siquiera reaccionar, aquello era un Lobo! Si un lobo como los de mi tribu solo que este a diferencia de ellos llevaba consigo un extraño collar o al menos eso parecía.


El Caliope reparo y dándole un empujón a su oponente lo lanzo con tal fuerza hacia las ramas que hasta las hizo que salieran de la tierra desde de la raíz revolcándolo como si fuese un pequeño muñeco de trapo. Pero el lobo se levanto de inmediato demostrando sus colmillos y su fiero rostro que hasta parecía tenerle cierto rencor a ese moustro se abalanzo de nuevo, pero todo comenzó a nublarse y mi cuerpo no respondía a la situación mis parpados caían como con un sueño pesado.
La ultima imagen que vi fue la del Caliope abriendo su enorme hocico lleno de dientes podridos y filosos hacia mi , saboreando ya su bocado. Cerré de nuevo los ojos y me desvanecí no sin antes escuchar un bramido y un golpe que cimbro el piso donde yacía tirado.

espero y les este gustando por que la historia sigue...  

[rafahell]

Extraños

Cobraba ya sentido, cuando me vi dentro de lo que parecía una pequeña choza cubierta Por ramas y follaje que solo dejaba entrar un hilo e luz que iluminaba el lugar donde me encontraba acostado. A mi lado estaba un pequeño plato con raíces y algo que parecía carne con restos de algún caldo.
Olía bien, ya mis heridas estaban casi curadas por completo tapadas con algunos vendajes y hojas largas con un especia de ungüento.
Me incorpore un poco mareado pero mas conciente que en el ataque del Caliope, de pronto cobre noción de la situación y me busque entre mi la única arma con la que contaba pero fue en vano, me apresure a salir de la choza.
Afuera ya era medio día y el sol lo reflejaba con sus rayos tibios.
Me encontraba al pie de una montaña junto a un río mas profundo que el anterior desconocía el lugar pero por su olor a encino y roble blanco me pareció estar cerca de bassken lake, de pronto escuche el chapoteo del agua como si algo se agitara desde dentro, cual fue mi sorpresa al ver a un viejo salir con una fila de pescados ensartados en una especia de hebra con anzuelos, una lanza hecha de madera y restos de huesos.

-buenos días- dijo aquel viejo que sonriendo con un diente de menos me saludaba saliendo del agua. Siendo que el sol ya estaba encima de nosotros.
-te ves mejor, volviste a tu color ya hasta creo que estas listo para ir de caza-
-de caza- dije yo.
-¿quien es usted?- le pregunte
Y el anciano respondió sonriente
–Soy solo un pobre viejo que gusta de la naturaleza y la libertad-
-¿como di a este lugar?
-¿¡como diste!? Mas bien como te traje- replico el anciano avanzado hacia a mi
-¿¡que!? ¿Usted me trajo? Retrocedí un paso hacia atrás
-a si es pequeño cachorro- se sacudió el agua como un perro mojado y se puso la tira de pescados como abrigo
-¿lo conozco? ¿Quién es usted?-
-solo con una gracias tengo muchacho- y río un poco
-¿gracias? Pero de que- le pregunte sin entender
De pronto me vino a la mente la imagen de aquella bestia abriendo su hocico hacia mi, me toque el mi brazo cubierto con los vendajes.
-¿usted me encontró y me trajo hasta aquí?
-no solo te encontré sino que también te salve la vida hace unos días-
-usted es aquel…- me quede callado y abrí los ojos sorprendido.
-así es pequeño- dijo el viejo al mismo tiempo que dejaba los pescados dentro de lo que parecía una canasta tejida a mano y la tapo.
Se acerco y me palmeo la espalda y guiñando un ojo dijo en voz baja
-claro que me veo mejor con mucho pelo y cola jejejejeje- y entro a la choza.
Aquel anciano solo tenía finta de un pastor o de un viajero perdido.
Sin tardar le pregunte – ¿es usted conocido de la tribu cananni de otami del sur?-
El anciano al escuchar mencionar a los canannis dejo de hacer lo que estaba haciendo dentro de la choza y salio de nuevo con cara de asombro
-¿¡que dijiste!?-
-perdón señor pensé que conocía a alguien de mi tribu-
Se apresuro de nuevo hacia a mi y metió sus dedos en mi boca como buscando algo en mis dientes.
-¿¡pero que rayos!? Abrió ahora mis ojos como si examinara mis pupilas
Tosí, lagrimeé y escupí por aquella examinacion – ¡cuaj cuaj cua! ¡Que asco! ¡¿Por qué hace eso!? Dando manazos al aire para que se alejara.
-¡lo veo y no lo creo! Con razón tienes un no se que, que que se yo tan peculiar jajajaja-
Haciendo reverencia –es un honor estar frente a una leyenda milenaria mi joven licantro- exclamo.
Con cara de extrañes le pregunte – ¿de que habla?-
Me respondió con más preguntas -¿que hacías en el bosque tu solo? ¿Y tu familia? ¿Quién es tu padre? ¿De donde vienen? ¿A dónde van?
Con las manos en la cabeza – ¡soy tan torpe como para no haberme dado cuenta antes!-
-¿dime donde están todos los de tu tribu?- con cara de curiosidad y los nudillos en la boca me pregunto exaltado.
Yo solo agache la mirada y me quede un momento callado.
-lo siento- la mirada de aquel anciano que por un momento parecía reflejar cierta felicidad cambio a la de alguien que recibe una mala noticia.
-esos malditos bastardos chupa sangre. Asesinos…- dije entre dientes.
-Perdón joven cananni entonces ¿aquel humo que se veía hace mucho al sur fue de tu tribu?-
Con la mirada perdida lo vi a los ojos y le dije que si –pero ya nada queda ahí, solo escombros, unas cuantas fosas llenas tapadas por piedras-
Vi su mirada que me decía que el paso por ahí y contemplo la destrucción y la extinción de no solo una tribu si no de todo un clan. Hermanas, hermanos, padres, hijos…
Por un momento nos callamos y solo el sonido del correr del agua ahogo el silencio.

continuara...  

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