• El Pasado de Dirlana


    CAPÍTULO I: La Desgracia
    Dirlana nació en un pueblo cercano a la gran ciudad de Tryan. Sus padres: Kael y Uniga pertenecían a los Defensores de Tryan, pero se estaban tomando unas vacaciones después de la última gran guerra Kardiana para formar una familia tranquilamente. Los primeros 13 años Dirlana los vivió felizmente junto a sus padres... Sus primeros 13 años... En un fatídico día su vida se sumió de pronto en la más absoluta oscuridad.
    Al volver de la escuela al mediodía notó que su casa estaba muy silenciosa; normalmente estaban sus padres allí al mediodía, ya que solo trabajaban por la tarde...
    Dirlana entró en la casa y dejó la mochila al lado de la puerta, no veía posible que a sus padres les pudiera pasar nada malo. Entonces escuchó unas voces en el cuarto de sus padres, parecía que eran 2 hombres y ninguna de las 2 voces era la de su padre... Pudo distinguir unas risas ¿hablarían de algo gracioso? Dirlana se dirigió hacia la habitación y se asomó a la puerta. Ni se había imaginado lo que iba a ver... Sobre la cama estaba desplomado el cuerpo desnudo de su madre embadurnado de sangre, no se movía, su padre estaba colgado boca abajo y no parecía estar consciente... Dos hombres, uno rubio y otro peliazul hablaban tranquilamente cerca de la cama.
    Dirlana soltó un grito al ver tal terrible escena. Ambos individuos la miraron.
    -¡Vaya! ¿Esta de dónde sale?-Dijo el rubio.
    -No lo sé, kolega... ¡Pero mira! La chiquilla ya ha empezado a madurar... Eso me gusta.-Respondió el otro.
    Dirlana no consiguió articular palabra alguna e intentó huir.
    -¡Que no escape, tío!
    A penas había empezado a correr cuando el rubio le propinó una tremenda patada a la puerta, la cual le pilló una pierna a Dirlana, haciéndola caer al suelo de dolor.
    -¡Ja, ja, ja! Muchacha... Me parece que tú te quedas con nosotros...-Rió el hombre peliazul justo antes de dejar inconsciente de un cabezazo a la pobre Dirlana...

    CAPÍTULO II: Nueva Vida
    Oscuro. Era un habitáculo oscuro. Tan oscuro como la nueva vida de Dirlana. Se notaban vibraciones en el suelo y un murmullo como de un motor en la distancia.
    La joven Dirlana estaba volviendo en sí y el primer recuerdo que le vino a la cabeza fue el del cuerpo sin vida de su madre sobre la cama... Deseó con todas sus fuerzas que todo hubiera sido una horrible pesadilla, pero habrió los ojos y se dio cuenta de que había sucedido de verdad. La desgraciada muchacha rompió a llorar. Se negaba a creer lo sucedido.
    Pasaron 2 largas horas de profundo dolor y lágrimas... Hasta que de pronto escucharon unos pasos en el metal, poco después una cerradura se abrió, y con ella la puerta de la celda donde se encontraba Dirlana. La luz la deslumbró. En la puerta se distinguia la silueta de alguien. Dirlana reaccionó rápidamente y se lanzó hacia la puerta gritando para intentar escapar. El hombre devolvió a Dirlana al cuarto de un simple golpe con el brazo izquierdo. La chica, que seguía llorando, calló de espaldas contra el suelo metálico.
    -¿Dónde estoy? ¡Déjame salir de aquí!-gritó balbuceando.
    -¿Qué dónde estás?-respondió el hombre-¡Estás en mis sueños, guapa! Ya verás como nos vamos a divertir juntitos...-Éste encendió la luz y cerró la puerta con llave, luego agarró a Dirlana por una pierna.
    -¿Qué haces? ¡Suéltame! ¡Noooo!
    En esto se había transformado la corta vida de Dirlana. Maltratos... Violaciones... Al parecer estaba en una nave espacial que orbitaba cerca del planeta, pero se camuflaba como un asteroide. Los dos malvados hombres con los que vivía ahora se llamaban Stink y Scink... O al menos así se llamaban entre ellos. El que más acosaba a Dirlana era Scink. Stink se limitaba a los malos tratos... Cada segundo de la existencia de Dirlana era un auténtico infierno...

    CAPÍTULO III: ¿Rescate?
    Un día... Otro día, otro más, una tortura más. Dirlana no podía soportarlo.
    Por dos veces intentó suicidarse. La primera intentando partirse el cráneo a golpes contra las paredes metálicas, pero solo consiguió desmayarse y varios chichones. Una semana después efectuó el segundo intento; encontró una trampilla en unos pasillos de la nave que parecía dar a la bodega, había una escalera para bajar. Dirlana quitó la escalera y se tiró de cabeza a la bodega. Esta vez solo consiguió partirse un brazo, ya que no pudo controlar la caída.
    Después de esto la encerraron en el cuarto oscuro para que no intentara nada raro, pero esto no le pareció suficiente a Stink. Unos días después Stink entro en la habitación donde se encontraba Dirlana y le pego tal paliza que la chica juró no hacerlo nunca más.
    Tras los innumerables sufrimientos, Dirlana ya había cumplido los 16 años. Tenía acceso a casi todos los pasillos y habitaciones, menos las zonas que Stink y Scink cerraban con llave para que no pudiera pasar. Era una nave bastante grande, y su camuflaje de asteroide era muy realista... Hasta que un día, en el planeta de Tryan, el Capitán Ivik se preguntó como había aparecido allí ese asteroide. Los Defensores de Tryan mandaron un pequeño equipo de investigación, con algunas armas por si acaso. Stink y Scink no se percataron de que la pequeña nave de Los Defensores de Tryan se acercaba lentamente.
    La nave aterrizó en la superficie de el gran supuesto asteroide, esto provocó un estruendo en el interior de ella que llamó la atención de los asesinos Stink y Scink.
    -¿Que coño...?-Dijo Stink mirando la pantalla de los sensores-¡Nos están abordando!
    -Ya lo creo...-respondió el otro tranquilamente-¿Luchamos o huimos?
    -¡Pues huimos, como cada vez que están a punto de descubrirnos los DT, joder!
    -¿Y qué pasa con la chiquilla?
    -¡Me importa una mierda esa putita tuya! Vamos, cojamos nuestras cosas, tenemos que ir a la cápsula de evacuación-Exclamó Stink levantandose de su asiento.
    -Vete llendo tú, yo cogeré a mi amiguita...
    Mientras, en el exterior los Defensores de Tryan se acababan de dar cuenta de que no estaban en un asteroide al encontrar unos remaches bajo la corteza de camuflaje.
    -Muy bien chicos-Dijo el Capitán Steins, que estaba al mando del equipo de reconocimiento- coged las armas, me parece que tenemos una órbita no autorizada.
    Pocos segundos después abrieron una brecha en el casco de la gigantesca nave y entraron. La sala a la que acababan de llegar se había despresurizado, pero sus puertas se habían cerrado herméticamente para salvar las demás salas.
    19 minutos de exhaustiva búsqueda después encontraron a una muchacha asustada en un pasillo. Dirlana.
    -Eh, jovencita, ¿se encuentra bien?-Preguntó el Capitán Stains.
    -¿Qui...Quienes sois? ¿Qué vais a hacerme?-Tartamudeó ella asustada.
    -Soy el Capitán Steins Volezan Dirun, de los Defensores de Tryan, y estos 2 son el Rasnegot Riengat y el Soldado...-De pronto la puerta del otro lado del pasillo se abrió interrumpiendo a Stains, de ella salió Scink.
    -Tú, mamarracho, apartate de la chica. Dirlana ven aquí-Ordenó Scink. Dirlana llevaba tanto tiempo con esos 2 desalmados que ya no sabía en quien confiar...
    -¡Scink! ¡loco asesino!-Steins había reconocido a Scink, ya que se le buscaba por todas partes por sus diversos y crueles asesinatos.
    -Ése soy yo... ¿Quieres probarme?
    -¡Ja! ¡Tus días de cruel diversión han llegado a su fin!--Dijo mientras sacaba su arma; un mazo de metal el cual media un metro y terminaba en una durísima bola del susodicho material.-Eso habrá que verlo...-Scink desenfundó lentamente su espada y se preparó para matar una vez más.

    CAPÍTULO IV: El Intento
    El incesante sonido del motor de la nave continuaba ronroneando ajeno a los 2 adversarios que se preparaban a batirse a vida o muerte. Los otros DT que acompañaban a Steins se apartaron para dejar sitio al combate.
    -Muchos como tú han intentado detenerme-Dijo Scink sosegadamente-¿Sabes cuántos lo han conseguido?
    -¿Nadie?-Respondió Steins inseguro.
    -Exactamente… ¿Por qué luchas si ya conoces tu destino?
    -Nunca se conseguirá si no se intenta.
    -Cabezota…-Scink adoptó pose de lucha-Pues inténtalo.
    Sin decir una palabra más, Steins atacó sin ningún miramiento a su contrincante con su mazo. Scink saltó hacia la pared izquierda esquivando el golpe y cogió impulso en ella abalanzándose hacia el Capitán Steins. Con un tajo limpio abrió la armadura por la espalda haciéndole incluso un corte superficial.
    -¡Agh! ¡Maldito…!-Se quejó el Capitán. Éste levantó su mazo e intentó asestarle un buen golpe al asesino, pero Scink era bastante más rápido; dio una voltereta hacia la izquierda de Steins efectuando otro corte rápido en la pierna derecha del Defensor de Tryan. Steins gruñó y manejó el mazo horizontalmente hiriendo al fin a su duro enemigo; la durísima bola de metal de Steins cogió a Scink desprevenido por el brazo izquierdo, ya que acababa de dar la voltereta, el duro golpe del mazo tiró al asesino por los suelos.
    Dirlana contemplaba el terrible combate junto a los otros Defensores de Tryan.
    -¡Vamos Steins! ¡Sé que saldrás de esta, como siempre!-Animó el Rasnegot Riengat.
    Scink se levantó rápidamente del suelo agarrándose el antebrazo izquierdo.
    -De ésta no pasas…-Dijo con ira antes de atacar de nuevo; saltó hacia el flanco derecho de Steins cercenándole el brazo derecho con su afilada espada. El brazo del Capitán Steins calló inerte al suelo junto al mazo. El herido se encogió gritando de dolor.
    -Buen intento…-Empezó a hablar Scink-Pero como ves era mejor no intentar nada…-Se puso por detrás de Steins y lo levantó por los hombros, a continuación lo agarró por la espalda rodeándole el cuello con un brazo y la espada.-¿Quién dijo que saldría de esta? Ja, ja, ja… Dirlana… Aprende esto: ¡Estarás conmigo el resto de tu vida!-Dicho esto, Scink deslizó la espada con la parte dentada por el cuello de Steins,provocando que un chorro de sangre salpicara a todos como una fuente, luego tiró al Capitán todavía vivo al suelo. El asesino había hecho un corte perfecto para no matarlo inmediatamente, sino para que sufriera sus últimos segundos de vida. Scink se puso la espada a la altura de la cabeza y lamió la sangre de su víctima. Hecho esto, se rió del acto cruel que acababa de cometer.
    Se oyeron unos pasos apresurados, parecían varias personas y venían de la puerta que estaba tras los otros dos DT y Dirlana, la cual lloraba al recordar la muerte de sus padres una vez más al ver como le habían cortado el cuello a un hombre que parecía haberla intentado ayudar. La puerta del pasillo se abrió y de ella salieron tres DT más. El que iba el primero vio antes la escena.
    -¡Capitán Steins! … ¡Scink!
    La puerta que estaba tras Scink se abrió también y por ella asomaba Stink.
    -¿¡Se puede saber que coño haces!?-Exclamó su compañero.
    -Divertirme un poco, tío… No podía dejar aquí a mi amiguita Dirlana…
    -¡Pues se acabó la diversión idiota! ¿¡No ves que ahora podrán seguirnos!? ¡La chica ahora no importa, larguémonos de aquí!
    Los Defensores de Tryan contemplaban atónitos la escena.
    -…Volveré a buscarte, jovencita… Algún día volveré, ya lo creo que volveré…-Dijo Scink con su típica tranquilidad. Tocó un botón de su cinturón el cual se abrió y soltó un objeto esférico. Scink lo lanzó al suelo. Era una granada de humo. Aprovechando esto, ambos asesinos huyeron.
    -¡Maldita sea…! ¡Salgamos de aquí! Cojan el cuerpo del Capitán-Dijo uno de los Defensores.
    Dirlana no podía ver nada, el humo se había extendido por todo el pasillo. Alguien la agarró por la cintura.
    -¡Ah! ¿A dónde me llevas!?
    -Tranquila muchacha, ya estás a salvo…-Respondió uno de ellos mientras la llevaban-ya estás a salvo…

    CAPÍTULO V: Libertad
    Las luces en la noche le parecían preciosas. Ella nunca había estado en la gran ciudad de Tryan.
    Dirlana estaba al fin lejos de aquellos dos locos asesinos. Ahora podía vivir tranquilamente. El Rasnegot Riengat había sido ascendido a Capitán por la muerte del Capitán Steins y por salvar a la muchacha de los terribles asesinos Stink y Scink. Riengat fue quien la agarró por la cintura para salir de aquella nave. Después la estuvo cuidando durante dos semanas en la base de los Defensores de Tryan. A la muchacha le gustó vivir con Riengat, así que acabó instalándose en su casa.
    A veces Dirlana notaba una sensación extraña cuando Riengat estaba cerca… Le temblaban las manos y le empezaba a doler la cabeza, pero normalmente acababa por apaciguarse. Dirlana finalmente se unió a sus salvadores, Los Defensores de Tryan. Fue recluta por poco tiempo, ya que ascendía rápidamente; en medio año ya era de rango Rasnegot. El Capitán Riengat se encargaba de su entrenamiento. Dirlana se estaba especializando en las espadas y el combate cuerpo a cuerpo, sabía luchar muy bien, sus golpes contenían mucha furia ya que cuando se entrenaba pensaba en todo por lo que la hicieron pasar Stink y Scink. Una vez se enfrentó en un combate amistoso contra Riengat, sus golpes eran tan duros que acabó tumbando a su capitán y los tuvieron que separar debido a que la chica no paraba de propinarle severos golpes a Riengat con la espada de madera. Lo dejó lleno de moratones… Dirlana se sentía muy mal por haberle hecho eso a su compañero de piso, así que por la tarde se presentó en el cuarto del Capitán Riengat para pedirle disculpas.
    -Eh… No pasa nada, Dir-Le dijo Riengat-En los combates amistosos también suelen haber heridos a veces, y además comprendo tu duro pasado… Debió de ser horrible.
    -Pero lo siento mucho…-Continuaba diciendo Dirlana preocupada-Yo no quería hacerte daño, es que perdí el control y…
    -No pasa nada, te entiendo… Venga, continúa tu entrenamiento con el Neinet Tyrun.
    Esto es lo que le ocurría a veces a Dirlana, se repitió en variadas ocasiones, pero nunca llegó a pasar nada realmente grave. O al menos eso dicen… Una de esas veces mandó al Comandante Uvik al hospital de la increíble paliza que le dio al intentar separar a Dirlana del adversario al que estaba hiriendo. Uvik no era un comandante muy poderoso que se diga… Nadie comprendía como había llegado a convertirse en comandante de la División Theta.
    Pasaron dos años rápidamente, a Dirlana, ya con 18 años, le gustaba su nueva vida, pero la verdad es que nunca llegaría a acostumbrarse a vivir una vida normal. Con el tiempo Dirlana se dio cuenta de que se sentía atraída por el Capitán Riengat… Y viceversa. No tardaron mucho en acabar estando juntos. Eran muy felices saliendo por la ciudad, comiendo en restaurantes… Y una noche…
    Dirlana y Riengat llegaron a casa después de haber estado paseando por la ciudad. Dejaron los abrigos en el perchero y cenaron. Fue una cena bastante tranquila. Una vez acabada la cena empezaron a coquetear… Se besaban… Se acariciaban… Poco después fueron al dormitorio y la chica se tumbó en la cama. Riengat continuó besándola… Entonces Riengat le levantó la falda.
    -¿Qué… Qué haces?-Preguntó Dirlana.
    -Tranquila guapa… No te voy a hacer daño…
    Riengat siguió manoseándola.
    -¡No! ¡Suéltame!-Ahí estaba de nuevo esa sensación extraña junto al dolor de cabeza... A Dirlana se le vinieron a la cabeza las cosas que le solía hacer el loco de Scink. Se quitó a Riengat de encima agarrándolo por el cuello-¡No dejaré que me vuelvas a tocar!-Le gritó Dirlana.
    -Lo…Lo siento mucho-Tartamudeó Riengat-Yo no sabía que…
    Dirlana agarró su espada y se acercó a su capitán.
    -Oye… ¿Qué vas a hacer con eso? ¿Estás de broma no?
    La muchacha no dijo nada más y golpeó a Riengat con la empuñadura de la espada dejándolo inconsciente. Dirlana estaba fuera de sí. Luego lo levantó y lo puso sobre la cama. Sólo tardó unos minutos en amordazarlo y amarrarlo a la cama con unos cables que cortó de algunos aparatos de la casa. Después esperó un tiempo hasta que Riengat volviera en sí, que no fue mucho. El Capitán no podía hablar, ya que ella le había puesto cinta adhesiva en la boca. Dirlana se subió a la cama con su espada. Parecía como si estuviera poseída. Torturó a Riengat como había hecho Stink con ella en el pasado. Le pegó patadas, puñetazos, golpes con la empuñadura de la espada hasta que optó por pasar a algo más duro, mientras Riengat gruñía impotentemente, Dirlana empezó a deslizarle la espada por todo el cuerpo, arrancándole pequeños pedazos de piel y carne. Prácticamente no pensaba. Continuó cortándole algunos miembros sin piedad alguna, como los dedos, las manos, los pies… Hasta descuartizarlo completamente acabando con su vida. Al acabar con este terrible trabajo Dirlana recogió y limpió todos los restos de Riengat sin dejar ninguna pista y después le prendió fuego a la casa.
    Dirlana nunca lloró ni se lamentó por lo que había hecho, estaba totalmente convencida en que se lo merecía.

    EPÍLOGO
    Nadie sospechó nunca que lo que había ocurrido en aquella casa hubiera sido cosa de Dirlana. Tampoco encontraron los restos de Riengat, desapareció como si nunca hubiera existido. En los siguientes 5 años Dirlana asesinó a dos hombres más. Se había convertido en la asesina más discreta de Tryan. Nadie conseguía encontrar nunca los cuerpos de las víctimas. Dirlana pidió el traslado a la División Lamda, una división en la que sólo había chicas. Lo hizo porque no podía soportar el tener que matar, no podía controlarse. Dirlana terminó convirtiéndose en una gran guerrera y fue ascendida a capitana. Lo que más anhela es encontrarse nuevamente con Stink y Scink.